La epopeya sin precedentes de estos hijos del desierto de Atacama solo comienza, de obreros explotados a héroes adorados por todos, solo ellos saben del calvario que dejan, ¿estarán conscientes del infierno que puedan encontrar?.
Dejan en las entrañas de la tierra una parte de sus vidas, en el fondo un salario de miseria para encontrarse con una lluvia de dólares como reconocimiento al coraje y a la lección que le dieron a Chile y en especial a los ratones del 27F.
Hoollywood saliva, la alegoría es demasiado bella. Abajo a 700 metros queda la fraternidad y la solidaridad, arriba el individualismo y la sandez.
Abajo la angustia de la obscuridad total, arriba el estrés de la notoriedad absoluta.
Es de esperar que el trauma no se convierta en una herida eterna.
Bienvenidos a un nuevo nacimiento y a una nueva vida hijos del desierto.
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