Yo
uso; el no usa; nosotros usamos y ellos no usan. Este es el auxiliar del verbo
Corrupción, este ejercicio de dialéctica y semántica de manera diacrónica y con
una realidad sincrónica, es una ilusión, es irreal “hago el alcance para que no
se vayan a perturbar y prevengo que toda semblanza con hechos reales es pura
casualidad”.
En
un Estado de Derecho esto no sucede, así que vamos a suponer que en un gobierno
donde los valores y principios son el centro y la preocupación mayor de los
senadores, diputados, legisladores, etc., han habido actos de corrupción, cometidos
por aquellos que hablan permanentemente de ética y de derechos humanos, dicho
sea de paso estos son integrales (políticos, sociales, económicos,
ambientales).
La
corrupción es un atentado a los derechos humanos de los ciudadanos, los cuales
han sido traicionados, burlados, mancillados, por aquellos representantes del
pueblo, que pidieron la confianza a éste para representarlos en sus reivindicaciones
y derechos fundamentales.
Estos
espurios y pseudos representantes, han utilizado la confianza que les entregó
el pueblo, para sus beneficios personales, este atentado es de una violencia
extrema dirigida al pueblo entero y en especial a la capa más desfavorecida de
la población, los más necesitados, los más frágiles, los cesantes, los niños,
los jóvenes, las madres. Todos estos hubiesen querido poder practicar alguna
actividad lúdica, artística, cultural, deportiva, etc., pero no hay medios para
que esta parte importante de la población, que es la mayoría, ya que los medios
correspondientes fueron desviados de su uso, para costear los lujos de los
honorables (auto designados).
Hemos
escuchado durante años el discurso de la Concertación y de la Alianza, tratar
de someter y forzar al pensamiento único, el de los arrodillados, los
sometidos…Acusar a
todo aquel que piensa diferente de ellos, dicen que hay incompatibilidad de
principios y valores fundamentales no compartidos. Sabemos a ciencia exacta
dónde está la ética no compartida: en realidad el problema son ellos, los
corruptos, ímprobos, malvados y manoseadores (masturbadores) de los derechos
del pueblo. Son ellos el problema.
Como es fácil advertir, que en todos estos casos se persigue
o alimenta el mismo fin, confundir las conciencias, desmovilizarlas y cerrar
así el paso a la organización y a la acción necesaria para construir una
alternativa social al capitalismo, por lo tanto, a todo aquellos que estamos
contra el pensamiento único.
Es
absolutamente necesario manifestar toda nuestra mayor cólera e indignación,
manifestar de manera rotunda nuestra oposición a aquellas honorables personas
que utilizan los medios del Estado, es decir del pueblo, para sus usos privados,
personales, familiares y círculo de amistades.
Esta
realidad de la corrupción en las estructuras sociales es algo que encontramos
no solamente en un país específico, es una realidad de los sistemas políticos
implantados y que sobreviven gracias a la mantención de estructuras y estratos sociales
en los procesos de movilidad social y que permite a las democracias
neoliberales sobrevivir y por ende a sus actores.
Los
pueblos se adaptan al sistema político por conformidad e innovación:
Se
adaptan en conformidad cuando abordan la acción social como una aceptación
total de las finalidades y medios, lo cual incluye una conformidad con el
status quo y la idea de cambiar se presenta como una tensión inaceptable, con
efectos cuantitativos y simbólicos.
Y
la adaptación por innovación, es casi exclusividad de la actividad económica,
la cual de por sí es una actividad desviante y que se produce mediante el uso
de recursos institucionalmente prohibidos y que son eficaces ya que permiten
dar apariencia de logro, éxito, riqueza y poder.
Todo
está permitido, hurto, delito, vicio organizado, etc. Esta adaptación tipifica
la legalización social del comportamiento motivado por la agudización en la
reducción de la calidad de vida, la ausencia o la falta de claridad de las
normas que deben ser impuestas por la institucionalidad.
La
mantención a contra sentido del capitalismo y de su sistema político y
económico neoliberal, el cual nos demuestra cada día su sinsentido y lógica
incongruente, sin ninguna coherencia de desarrollo real y durable. Es un contra
sentido en todos los ámbitos. Este sistema es el grado máximo de corrupción y
de enajenación de un pueblo. Y esto se mantiene a que éste permite usufructuar
del sistema para enriquecimiento personal y familiar, como sistema de movilidad
y promoción social.
La
utilización de los medios masivos de comunicación juegan un rol preponderante
en la corrupción, ya sea negando, desviando o minimizando esta. Pero esta
realidad establecida, es un comportamiento regular y estructural no legítimo que
afecta al sistema capitalista a nivel global.
El
neoliberalismo es responsable de ese flagelo que es la corrupción, debido a que
se interpone en que el Estado intervenga y fije las reglas de control
necesarias al buen funcionamiento de la sociedad y sus instituciones, en
beneficio del pueblo.
El
libre mercado es la perversidad intrínseca; éste crea comportamientos
delictivos, en la defensa de los intereses privados y egoístas, crea mercados
paralelos, los cuales crean el debilitamiento de la ética, la pérdida y disolución
de los principios y valores colectivos.
Los
dirigentes pactan licitaciones comerciales con las transnacionales y la
oligarquía de manera privada, al margen del
Estado,
en beneficio lógicamente de ellos, sus familiares y grupos de amigos.
La
decrepitud del Estado contribuye a todos los tipos de corrupción en todos los
niveles y servicios de la sociedad, educación, salud, previsión, etc.
El
Estado es mantenido por la clase dirigente usurpadora, como el medio para
impulsar sus planes de enriquecimiento ilícito.
No
hay que olvidar que la corrupción es multidireccional y sistemática y que ésta
se desarrolla en un Estado de Derecho ficticio y no real y se previene desde la
institucionalidad con legislación y educación, es iluso creer en la eficacia de
la represión cuando muchas veces esta está en los niveles más alto del Estado y
de sus dirigentes son los actores de esta corrupción.
La
corrupción es un problema eminentemente político. Las clases dirigentes que han
dirigido al país hasta ahora, lo han hecho en función a sus aspiraciones de
mantención del Status Quo. Y los casos de corrupción que se han hecho públicos,
se debe solamente a las disputas intestinales al interior de la coalición de
gobierno y no a un sinceramiento sociopolítico.
La
debilidad institucional de la Democracia en nuestro país ha contribuido al sostenimiento
de un sistema paralelo integrador de corrupción frente al sistema legítimo en
plena crisis. Este sistema es concebido y mantenido por la casta dirigente
tradicional.
A
pesar de las deficiencias estructurales, el problema de la corrupción no tiene,
en rigor origen, en el Estado, sino en las clases dirigentes que han manejado
el Estado.
La
falta de ética, principios y valores basados en el respeto resoluto de los
derechos fundamentales del hombre y que están ausentes en lo Estructural y que
se verifica en la construcción y funcionamiento de un sistema paralelo al
Estatal o legítimo, concebido e implementado por la clase dirigente.
La
principal repercusión de los hechos de corrupción por los medios masivos ha
sido su costo moral. Cuando la ética gubernamental no es la apropiada, cuando
la opinión pública tiene en general un concepto negativo de la política, la corrupción
se tolera porque se considera una consecuencia inevitable del ejercicio del
poder.
Y
aquí los medios de comunicación son indispensables para la formación de una
opinión colectiva, especialmente sobre una cuestión tan secreta y clandestina
por definición. Y no participar, ni contribuir a que los ciudadanos mantengan
una actitud apática en esencia.
.La
ineficiencia de los servicios públicos generan corrupción, pero también es
cierto que el nivel de integración social y la percepción de las metas sociales
es casi inexistente. No se puede pretender una relación ciudadana óptima, con
las reglas institucionales actuales, si estos se encuentran fuera o se siente
fuera de los propósitos de la sociedad. En una sociedad sin vínculos efectivos
de integración ¿cómo se puede exigir a los individuos proceder con ética y
probidad?
Es la inconsecuencia
lo que indigna, la decisión de actuar a contra-sentido, perpetuando un modelo neoliberal
discriminatorio, condenado, obsoleto, anacrónico, que va contra la esencia, la
integridad, y la identidad del hombre, que consolida y aumenta sus víctimas.
El conflicto de fondo sigue siendo el de siempre: entre
justicia e injusticia, entre los derechos de todos y los intereses de una
minoría, entre verdad y mentira.
No puede construirse una sociedad justa tolerando formas abiertas o veladas de corrupción, de abuso, de nepotismo, de autoritarismo o de elitismo.
No puede construirse la igualdad sacrificando las libertades democráticas, por más que se invoque el interés supremo del pueblo, si éste no tiene la forma de elegir y controlar a sus gobernantes. Tampoco es posible la libertad plena, sin el desarrollo de la justicia social en pos de la igualdad.
No puede construirse una sociedad justa tolerando formas abiertas o veladas de corrupción, de abuso, de nepotismo, de autoritarismo o de elitismo.
No puede construirse la igualdad sacrificando las libertades democráticas, por más que se invoque el interés supremo del pueblo, si éste no tiene la forma de elegir y controlar a sus gobernantes. Tampoco es posible la libertad plena, sin el desarrollo de la justicia social en pos de la igualdad.
Aquí no
se trata de interpretar nada, la tarea es transformar el mundo, las ideas, lo
que nos separa, son los intereses, los del capital, la Oligarquía contra los
trabajadores, el poder organizado de una clase para oprimir a otra.
Es
absolutamente necesario cambiar la Constitución chilena por una auténticamente
democrática y representativa de las necesidades de nuestro país y de nuestro
pueblo. Es más que necesario un cambio del sistema sociopolítico que privilegie
los derechos humanos. Para crear un mundo distinto, diferente, una nueva visión
de la vida, un mundo de igualdad, un mundo comprometido con la vida, con la
construcción del hombre nuevo.
El
hombre es la creación de lo imposible, nada es suficiente, nada es demasiado
grande, en la construcción de la sociedad para el hombre, todo se debe intentar,
todo esfuerzo debe ser dirigido hacia el bienestar del hombre, ningún esfuerzo puede
ser menor, o ignorado.
La libertad no es fruto que crezca en todos los climas, y
por ello no está al alcance de todos los pueblos. Inmanuel Kant.
Fernando
Morales Escobar
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